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La complejidad de la evaluación

Antes de evaluar, tenemos que tener en cuenta una diferenciación clave, la existente entre evaluar y calificar: todo lo calificable es evaluable, pero no todo lo evaluable tiene por qué ser calificable. La evaluación, como el resto del proceso de enseñanza-aprendizaje, debe estar muy pautada y cada procedimiento debe contar con un instrumento de evaluación: rúbricas, listas de cotejo, etc.

El alumnado debe tener muy claro qué, cuándo y cómo se le va a evaluar antes, durante y después del trabajo de los contenidos. Además, la evaluación no solo debe provenir del profesorado (heteroevaluación), sino que ha de ser triádica. En ella, el propio alumnado reflexiona sobre su proceso (autoevaluación) y también lo hacen sus compañeros (coevaluación). De esta forma damos al alumnado recursos para poder trabajar sus capacidades comunicativa, colaborativa, creativa y crítica.



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¿Trabajo en grupo o trabajo en equipo?

En el trabajo en equipo: - Todo el mundo participa. - Los resultados son más completos. - Hay cabida para la discusión, para el debate. - Hay que llegar a acuerdos, es necesario consensuar. - Se practica la escucha: necesito saber qué ha puesto mi compañero/a para poder avanzar. Estructurar el trabajo en equipo es mucho más complejo que plantear un trabajo en grupo, pero permite que se den aprendizajes más significativos y más allá de los contenidos. En equipo, el alumnado trabaja 4 capacidades esenciales: comunicativa, colaborativa, creativa y crítica.

Nuestras líneas maestras: inclusión, concienciación medioambiental y NNTT